18 marzo, 2022
La hermosura de un pavo real es incomparable. El despliegue de sus alas llenas de un plumaje supremo es incomparable. La diversificación de colores y la amplitud de su alcance nos deja sorprendidos de belleza y majestuosidad. Este despliegue es realizado por el animal mayormente cuando percibe que está siendo observado. Cuando el pavo real siente que esta siendo admirado o amenazado abre sus alas y muestra su increíble diseño. Tristemente lo mismo ocurre en nuestras vidas con el ego.
El ego es uno de los enemigos más devastadores de la integridad. La incapacidad de percibir la existencia emocional, espiritual y en ocasiones hasta física de otros en nuestro entorno hace que desarrollemos una perspectiva homocéntrica. El ego le hace creer a su víctima que es el centro del universo, que sus problemas son los más grandes y que su dolor es el más profundo. Pero existen tres áreas de nuestra vida que quedan absolutamente anuladas cuando el ego gobierna tiranamente en nuestras vidas. Estas son:
El ego destruye nuestra capacidad de aprender.
El ego destruye nuestra capacidad de madurar.
El ego destruye nuestra capacidad de añadirle valor a otros.
El ego podría alejarnos tanto de la realidad que podríamos pensar que inclusive el Sistema Solar y la Vía Láctea orbitan alrededor de nuestras circunstancias. Ese efecto del ego nos afecta en todas nuestras áreas de desarrollo.
Afecta nuestra vida emocional al incapacitarnos a desarrollar relaciones saludables con otros porque, ¿quién desea estar con una persona que solo se interesa en comunicar y expresar lo que le ocurre sin importar ni darse cuenta de lo que ocurre en su entorno?
Afecta nuestra vida física anulando nuestra percepción de las situaciones y personas a nuestro alrededor porque, ¿quién desea rodearse de personas que solo velan en como las circunstancias les afectan en su apariencia personal y directamente sin importar lo que les ocurra a otros?
Afecta nuestra vida financiera al impedirnos ejercitar nuestra generosidad por razones puramente egoístas y solo velando por nuestras aparentes necesidades porque, ¿quién desea estar con una persona que pretende ser sostenida o satisfecha en sus deseos y aparentes necesidades, pero no se preocupa por nadie más?
Afecta nuestra vida espiritual si tergiversa las experiencias con Dios, la iglesia y sus hermanos y hermanas viéndolas desde una perspectiva de complacencia porque, ¿quién desea compartir la experiencia de fe con personas que utilizan la oración como un vehículo para obtener lo que desean, seleccionan pasajes de la Escritura fraccionados para tomar las promesas y no las responsabilidades y evalúan la experiencia cultica de acuerdos a sus gustos y preferencias?
Lo que se le olvida a este tipo de persona es que LOS PAVO REALES DE HOY SON LOS PLUMEROS DE MAÑANA.
Para llegar mucho más lejos en la vida y poder terminar bien tenemos que posicionar nuestro ego en el sótano de nuestra vida e intencionalmente ejercer un liderazgo centrado en valorar y servir a otros. “El que es el mayor entre vosotros será vuestro siervo.” (Mateo 23:11). “Agregar valor se refiere al hecho compartir cualquier recurso y herramienta útiles para mejorar la situación específica de alguien. Si los recursos o herramientas no son relevantes para dicha persona, no agregan valor alguno, independientemente del costo o precio que estos tengan” establece Julio Muñíz en su escrito en inconfundiblemente.com.
El pavo real piensa que la única razón de su existencia es al percibir que es observado, abrir sus alas y mostrar quien es olvidándose que eso que le produce tanto orgullo será digno de recoger polvo un poco más adelante. Nuestro liderazgo requiere ser absolutamente intencional en tres áreas para vencer la tentación de una vida egocéntrica y llegar a un nivel más algo de influencia.
Primero, desarrollar un plan intencional de crecimiento para nuestras vidas. Segundo, buscar compañeros de crecimiento que nos ayuden a ver las circunstancias de la vida no como un ataque para nuestra destrucción sino una oportunidad de desarrollo. Y tercero, dedicar nuestra vida a conocer, entender y añadir valor a otros. El Dr. John Maxwell ha dicho: “Si quiere ser trascendente y vivir una vida relevante, debe añadirle valor a los demás”.
Recuerda, los pavos reales de hoy son los plumeros del mañana, puedes creerlo hoy y hacer los cambios necesarios o sufrir de amnesia hoy y terminar tus dias sacando el polvo de algún mueble.
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