12 julio, 2021
¿Se ha sentido que se ha estado preparando para algo toda la vida? Crecer es un ejercicio que nunca ocurre con el objetivo de manejar simplemente lo que está delante de nuestros ojos. El crecimiento siempre tiene que ver con lo que ocurrirá más adelante. Si pensamos por solo un momento que el dolor, sufrimiento y lucha de nuestros días es solo para manejar esos días, estamos perdiendo una clase magistral en confrontar el dolor, sufrimiento y luchas por venir. El hoy, no nos prepara para hoy, para eso estuvo el ayer. El hoy nos prepara para el mañana y entenderlo nos da el valor de levantarnos mañana sabiendo que, porque hoy ocurrió, mañana será mejor.
Hablo con lideres de todos los continentes, una cosa que muchos tienen en común es pensar que las situaciones de hoy requieren un nivel de ingeniosidad nunca manejado en la historia. Usted y yo no somos los primeros en manejar esos conflictos, y tampoco seremos los últimos. Tener una perspectiva realista de la vida y los retos que ella trae nos ayudará como líderes a manejar lo que muchos llaman suerte.
Para muchos la suerte no existe. Jean Cocteau decía “Tenemos que creer en la suerte. ¿Cómo más podemos explicar el éxito de aquellos que nos caen mal?” Ciertamente lo que de lejos es descrito como suerte, de cerca es una fórmula muy sencilla que nos ayudará a valorar el hoy y a recibir el mañana con expectativa. El conocer los componentes de esta fórmula nos dará una perspectiva correcta de cómo tener un plan de crecimiento y aprovechar cada oportunidad para maximizar nuestro aprendizaje y crecimiento es una de las tareas más apremiantes y necesarias en el liderazgo. La fórmula de la suerte es:
Suerte = Preparación + Oportunidad
Lo que todos llaman suerte es simplemente la unión de la preparación, o el crecimiento personal con las oportunidades que aparecen constantemente. El Dr. Andrés Panasiuk, un excelente amigo y mentor de muchos años en su libro “Los Siete Secretos del Éxito” establece: “El éxito instantáneo toma entre 15 a 20 años en alcanzarse”. La razón para esto es que hasta que no haya un encuentro entre la oportunidad y la preparación no hay eso que tantos llaman suerte, que no es otra cosa que el éxito.
El reto con la palabra “suerte” es que nos hace creer que es un proceso de selección discriminada que le ocurre a unos y a otros no. La realidad es que, en el liderazgo, como en toda área de nuestra vida, lo que muchos llaman equivocadamente suerte es verdaderamente el resultado de mantener una actitud abierta e intencionalidad al aprendizaje y crecimiento combinado con una actitud abierta a observar, descubrir y seleccionar las oportunidades en medio de las crisis. Es por esto por lo que siempre hemos dicho que el verdadero líder siempre emerge en la crisis.
El primer componente de esa “suerte” es la preparación y quisiera compartirle 3 preguntas para que pueda evaluarse en esa área:
¿En qué está enfocado en su vida? (¿qué esta leyendo y con quién se está relacionando?)
¿Quién le está acompañando en su crecimiento? (mentor, coach, etc.)
¿En qué consiste su plan de crecimiento? (¿cuál es el grado de intencionalidad de su crecimento?)
Las respuestas a estas preguntas le darán un diagnóstico que como se está preparando para la oportunidad que ha de llegar. Porque esa “suerte” es la unión de preparación mas oportunidad; pero una oportunidad sin preparación se convierte en remordimiento.
El segundo componente de esa “suerte”es la oportunidad. Las oportunidades nunca se pierden, solo van a manos de aquellos que están preparados para asumirlas. Su nivel de compromiso consigo mismo y con la visión que tiene en sus manos es lo que le motivará a prepararse para poder ver, tomar y completar las oportunidades que lleguen a su camino. De la misma manera que esa “suerte” es la suma de oportunidad mas preparación; esa preparación sin tomar la oportunidad se convierte en simple y desperdiciado conocimiento.
El llegar al éxito en el liderazgo conlleva tener la visión lo suficiente mente afuera como para ver las oportunidades y lo suficientemente adentro como para observar dónde debemos crecer. Lo bueno de este proceso es que no tenemos que realizarlo solos. Todos necesitamos mentores, coaches, maestros, padres, otros líderes y personas sabias que nos ayuden a ver dónde podemos encontrar áreas para prepararnos y que nos ayuden a abrir los ojos a las oportunidades que llegan a nuestra vida.
Han sido más de una ocasión que he tenido que rechazar una oportunidad ya que esta me ha mostrado cuanto más tengo que prepararme. Una tentación común que observé en mis primeros años de liderazgo fue el pensar que las primeras oportunidades eran para mí y debía tomarlas. El saber escoger la oportunidad requiere preparación y el observar las oportunidades y analizarlas nos da la perspectiva de cuanto más nos debemos preparar. Entonces la “suerte” no es tan “suerte” si nos sabemos preparar y sabiamente seleccionamos las oportunidades que son verdaderamente para nosotros. Unos la tienen y otros no, porque alugnos estan dispuestos a pagar el precio antes de que llegue y otros no saben que cuando llegue será muy tarde para prepararse.
Escibame en la sección de comentarios cómo se está preparando para las oportunidades que han de venir y cómo prodemos ayudarle para prepararse e identificar esas oportunidades. Si desea información sobre nuestro servicio de coaching escríbanos a info.oikosusa@gmail.com
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